martes, 28 de abril de 2009

Frases hechas: "Estallar la cabeza"


Literal: Yo iba una mañana al colegio cuando de repente viene un hombre de complexión fuerte, me agarra del cuello y me pone una pistola en la cara. Cuando yo creía que me iba a estallar la cabeza, llega la policía. El hombre sale corriendo y yo con la cabeza encima de los hombros.

Figurado: Íbamos mi hermana y yo en el metro por Madrid una mañana, cuando de repente el metro se para. Toda la gente que iba dentro se fue cabreando por momentos y no hacían más que expresar su enfado gritándose unos a otros. Había tanto barullo que yo pensé que me iba a estallar la cabeza. Después de cinco minutos se empieza a mover el tren y la gente a callarse. ¡Qué alivio! Pensaba que de esta no salía.

Realizado por Jesús Ángel Marín (2º ESO A)

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Frases hechas: "Dar la talla"

Luis fue al trabajo. El jefe había impuesto una nueva norma que era llevar un traje negro, pero él no tenía. Esa misma tarde fue a por uno pero todos eran tan pequeños que no le daba la talla, así que volvió a casa. Cuando fue al trabajo no pasó nada. Al poco tiempo, vio cómo el jefe despedía a un compañero por no llevar el traje corrió al baño y se encerró a buscar una excusa pero no se le ocurrió nada. Al salir e ira al despacho del jefe vio el cartel y lo miró detenidamente. Ponía que solo lo tenían que llevar los directivos así que se libró. Al ocupar su puesto los compañeros le dijeron que el jefe le buscaba así que fue a su despacho. El jefe lo despidió por no dar la talla en ese día laboral puesto que no había ocupado su puesto en todo el día.

Realizado por David San Baudilio (2º ESO A)



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miércoles, 22 de abril de 2009

¡Vete a freír espárragos!


Me dispongo a narrar la anécdota de Víctor Kray, quien halló su fama culinaria gracias a una toma de sentido literal con respecto a una frase hecha que le exclamó su compañero, yo.

Era el gran día, me desperté sobresaltado por mi madre. ¡Vamos! Tienes que probarte el traje de tu padre. ¿No querrás presentarte desastrado a la puerta que separa de tu aspiración, verdad? Ya tienes el desayuno en la mesa, voy a llevar a tu hermana al colegio y cuando vuelva espero que estés esperándome en la puerta del jardín para llevarte al salón municipal.

Asentí débilmente y tra oír cerrarse la puerta me levanté y me puse el dichoso traje que tardé más de un cuarto de hora en ajustarme. Bajé a la cocina haciendo sonar las escaleras y engullí rápidamente el desayuno pues andaba justo de tiempo.

Una vez en el exterior, me senté a la espera en el bordillo de la acera y pensé en algunas ideas para debutar en el concurso culinario de la ciudad.

Al poco tiempo vi llegar el coche esperado, y casi sin frenar me abrió la puerta.

Cuando distinguí el edificio desde la ventanilla me abroché el atuendo y solté el cinturó. Tenía bien claro mi plato, un pollo con marisco y salsa de ostras. Bajé del coche y esperé a que desapareciera tras las viviendas.

Antes de entrar, me encontré con mis compañeros, Víctor Kray, el cual se me acercó con una intimidante preocupación y me gritó:
- ¡Tienes que ayudarme, todavía no sé qué es lo que voy a preparar!
-¡No me vengas ahora con tus penas, eres demasiado perezoso!
-¿Sabes lo que te digo? Vete a freír espárragos.
-Gracias, sabía que podía contar contigo. Adiós.

Cuando se alejó negué con la cabeza y caminé hacia la sala de concursantes. Nos explicaron las normas de la prueba y comenzamos rápidamente en mesas individuales. Recogí los ingredientes que necesitaba, y comencé a cocinar para los jueces.

Al cabo de una hora, cuando hube acabado mi obra, la entregué al empleado y salí a las gradas a esperar. Recorrí visualmente el lugar y me senté con Víctor. Estuvimos charlando sobre la prueba un buen rato, y finalmente le pregunté:

-Por curiosidad, ¿podrías contarme qué es lo que has cocinado?
-No te hagas el tonto, exactamente lo que tú me dijiste.
-¿Lo que yo te dije?, pregunté con tono confuso.

Sin tiempo de una respuesta, sonó el altavoz y uno de los jueces supremos comenzó a hablar: Quiero dar las gracias a todos los concursantes hoy aquí presentes por vuestra participación y anunciar que todos los platos han sido más gustosos de lo esperado. Los jueces ya hemos decidido un ganador. ¡Un fuerte aplauso a Víctor Kray!, con su plato de espárragos fritos, rebozados y rellenos con un ingrediente que no hemos sabido identificar, pero que ha despertado los paladares de nuestro personal.

Me eché a reír y le pasé el brazo por sus hombros.

A los pocos días numerosos restaurantes y marcas alimenticias solicitaron su colaboración. Pronto se convirtió en el cocinero más respetado del país y me estuvo por siempre eternamente agradecido.

Realizado por Jon Jiménez Beltrán (2º ESO A)

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Poner la mano en el fuego


Estábamos en una situación complicada. A María le iba a dar algo. Todas sabíamos que estaba loca por Carlos y la profesora, ignorante, la había colocado junto a él en la excursión del día siguiente. Me daba pena porque ella se iba a quedar cortada cuando él le hablara. Pero también era una muy buena oportunidad para confesarle sus sentimientos.

Llegó el día siguiente y Carlos la saludó con naturalidad. Ella no dijo nada y se fue corriendo. Fui detrás de ella y le dije lo que pensaba. Ella, decidida, puso la mano en el fuego y corrió a decirle lo que sentía. Yo estaba lejos y no oí lo que él le decía, pero si vi el beso que le dio él cuando terminó de hablar.

En la excursión estabamos todos felices ya que María y Carlos estaban saliendo, y no había nada de lo que preocuparse. Yo, tonta, me quedé mirando a los tortolitos y, sin querer, puse la mano en el fuego.

Al final, tuve que vendarme la mano, pero me divertí de todos modos. Aunque la barbacoa resultó un poco desastrosa.

Realizado por Andrea Ruedas Trimiño (2º ESO A)

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Se la dan con queso


Juan fue a comprarse un traje para una boda que tenía dentro de dos meses, buscó una sastrería por su ciudad y encontró una que le recomendaron como muy buena. Entró en la tienda, donde fue atendido por un sastre. Éste empezó a mostrarle telas y Juan, después de muchas muestras, se decidió por una tela muy cara de lana de Cachemir. Fijaron el precio, se despidió del sastre y se fue.

A los días recibió una llamada para que fuera a probarse el traje. Cuando llegó a la tienda y se puso el traje se dio cuenta de que la tela era diferente a la que él había elegido, salió del probador y rápidamente llamó al sastre y le dijo que si se la quería dar con queso, porque esa no era la tela que había elegido. El sastre avergonzado se disculpó yse comprometió a hacerle el traje con la muestra que él seleccionó.

Al mes siguiente, cuando fue a recoger y pagar el traje, se llevó una sorpresa cuando vio que junto con la prenda había un regalo. Al abrir el paquete descubrió que era un gran queso de bola. Pagó su traje y pensó: ¡Me han dado un traje con queso!.

Realizado por Jorge Bella (2º ESO A)

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domingo, 19 de abril de 2009

FRASES HECHAS: HISTORIA

Hace unos años se iba a celebrar una especie de fiesta internacional entre todos los trabajadores del hierro, plomo y demás metales. Asistieron muchas personas, en las que había solteros, familias enteras de herreros... Pero una familia que iba a ir a la fiesta no apareció.

El local en el que se estaba celebrando la fiesta recibió una noticia diciendo que al hijo de uno de los asistentes se le habían caído 3,5 litros de plomo líquido ardiendo a los pies. Tenía los pies de plomo. El plomo se solidifica antes de poderse retirar. La fiesta se suspendió.

A los pocos días el padre del niño se comía la cabeza pensando en lo que había sucedido, porque unos minutos antes de que ocurriese esa tragedia el padre le dijo:
-¡Venga, hijo! ¿Qué pasa, que tienes los pies de plomo o qué? Que tenemos que marchar, date prisa.

El hijo le contestó que lo más rápido posible. Eso pasó por la prisa del padre. Al hijo le han tenido que amputar los dos pies.

Texto realizado por Daniel Vélez (2º ESO B).

Procedencia de la imagen: http://static.flickr.com/143/345654318_2785129dca_m.jpg